sábado, 5 de junio de 2010

Niña Macabra

¿Alguna vez te has levantado, y deseaste con toda tu alma jugar ese nuevo videojuego que está de moda? Ese juego que tanto te llama la atención, que su título ya te atrapó y darías lo que fuese para poder tenerlo...

Pasan los días, juntas el dinero necesario, vas a la tienda y por fin lo compras. Feliz, corres a tu casa y lo primero que haces es colocarlo en tu consola. El juego comienza, la música es tétrica, los gráficos son bastantes reales, pero tú continúas, pensando que es sólo un juego, un simple pasatiempo...

Pero no. Horas y horas encerrada en tu habitación, recorriendo cada pasillo oscuro, entrando a habitaciones llenas de asesinos, luces que titilean sin parar. Y sigues con ese sentimiento de que es sólo un juego, que nada malo podría pasar...

Después de tanto jugarlo (y con mucha dificultad), logras llegar al último nivel, ese nivel de el cual todo el mundo habla, esa íltima pantalla la cual es imposible superarla. Ves el reloj de tu cuarto: las 12:00. Decides guardar la partida y continuar a la mañana siguiente. Te preparas para dormir, pero no puedes conciliar el sueño. El juego, que tanto te llama la atención, te envició. Pero decidiste seguir mañana. Minutos y quizás horas dancdo vueltas en la cama tratando de poder dormir, y por fin lo consigues...

Sale el Sol. Te levantas de un salto, prendes el televisor para continuar con la partida de la noche anterior. Sientes que eres tú quien está dentro de esa gótica mansión, la que destruye cada persona que se te cruza en el camino para poder llegar a donde se encuentra tu más poderoso rival. Para matarlo y así conseguir tu premio: tu libertad...

Sientes algo de sueño, y crees que te estas durmiendo, pero no es así: no estás en tu cuarto, ahora estás dentro del juego. Cuando te das cuenta, es tarde. No podrás salir hasta que asesines al que tiene tu libertad bajo llave. Luchas con todas tus fuerzas, incluso llegas a sangrar, pero por eso no te preocupas, sólo te interesa tu libertad...

Llegó la hora. Logras encontrar su punto débil. Mientras tratas de ver cómo piensas asesinarlo, su voz te dice que si lo logras, escaparás y volverás a la realidad. Te sientes segura que puedes conseguirlo. Patadas, golpes con espada, luces que parpadean, puertas que se abren solas y sonidos de pasos que vienen de la nada. Te asustas demasiado y quieres que todo termine pronto, pero sabes la cruel realidad...

Lo matas. Jadeas. Las lágrimas salen de tus ojos mientras ves que tu cuerpo y tu alma salen del juego para volver a tu habitacíon. Tus heridas parecen haber sanado, tus fuerzas vuelven, pero te sientes débil y mareada. Sin pensarlo, te acuestas en tu cama, muerta de sueño, pero no puedes cerrar los ojos. Una voz, que no sabes de dónde proviene, te dice que tienes que continuar. No entiendes...

Te levantas. Notas que tu ropa no es la misma, que estás vestida igual al personaje. El piso de tu cuarto está manchado en sangre, pero no parece importante. Te inclinas, tomas una katana que encuentras en un rincón y te retiras. Ves una luz en la calle, sales corriendo. A lo lejos, sientes unos pasos, tu primera víctima. Te escondes tras un árbol esperando que ese humano, desprevenidamente, pase por tu lado y puedas atacarlo...

A los pocos segundo, te ves saltando al aire, lanzando un alarido agudo y clavando tu arma en el pecho de esa persona inocente, que no sabía lo que le iba a ocurrir. No te arrepientes, dejas su cuerpo tirado en el asfalto, miras hacia el cielo nocturno, la Luna llena te invita a que sigas con tus asesinatos. Corres sin importar a dónde te lleven tus piernas. Caminas mirando alrededor para encontrar nuevas víctimas...

Así continúan los días, te conviertes en una asesina, mientras más lento y doloroso sea tu proceso, más satisfecha te sientes. Pero tus presas no son al azar, simplemete matas al primero que se te cruza en el camino, personas que no saben que detrás de un árbol o de un vehículo saldrás con un katana decidida a llevarte su vida...

Continúas por varios días, el pueblo en donde vives puse a tu personaje el nombre de "Niña Macabra" y te busca sin descanso para darte lo que según ellos, te mereces por causar tanto daño. Te sientes satisfecha luego de un total de 350 víctimas, todas muertas por tu nueva personalidad, que con cada nueva presa, adoptas una nueva forma de matarla, o a veces prefieres llamar su atención como una niña perdida o asustada, y cuando toman tu confianza, clavas tu puñal por el pecho o la espalda...

Crees que es suficiente. Quieres poner fin a todo esto. Tomas un papel, un lápiz y comienzas a relatar tu historia, ESTA HISTORIA... Sellas con tu nombre, aclaras todo lo que hiciste con tus víctimas, cómo llamabas su atención y cómo comenzó todo. Dejas caer la nota a tus pies, tomas tu arma, miras hacia el cielo y la clavas en tu corazón...

Lo que pensaste que iba a ser un simple pasatiempo, terminó convirtiéndose en tu nueva vida. Mueres rápidamente, no te arrepientes de nada, no sufriste ni tuviste piedad por esas personas que suplicaban tu perdón. No sentiste absolutamente nada, sólo felicidad y satisfacción. Respiras por última vez, y mientras sientes como tu espada atraviesa tu corazón, le pasas esta maldición a la primera persona que encuentre tu cuerpo...

¿Quién será? Podría ser cualquiera...

No hay comentarios:

Publicar un comentario